lunes, 20 de junio de 2011

Allí, arriba.


Un pajarillo surca el cielo volando.
Vuela alto, alto y más alto.
Yo lo miro volar, sentada en el suelo pedragoso, sin más ambición que la de observar.

El tiempo pasa despacio. Las sombras se acentúan, y el sol amenaza con esconderse.

Una suave brisa trae un olor floral propio de la primavera.

La hierba, vuelve a nacer. Pero nosotros no. Nosotros seguimos igual que siempre, sin nada por lo que preocuparse, sin nada que hacer. No somos de este mundo, pero estamos en él.

¿Que por qué?

Nunca me lo he planteado, supongo que por cambiar, supongo que por ver un sitio diferente, por "romper" la rutina.
Es agradable que el viento acaricie mi piel y surque mi cuerpo, aunque este no se encuentre allí.

Es una lástima que no quede de este mundo nada más que el viento y el sol.
Todo está derruido, todo está muerto. Las ciudades no lucen más gamas que la del gris, están apagadas, y jamás se encenderán de nuevo. La batalla final fue demasiado dura, no la pudieron soportar.

Las olas ya no se mueven, ya no están. Exhalaron su último suspiro años atrás.

No se oye nada, nada se oye.

Reina el silencio, y lo hace con majestuosidad, sabiendo que nada ni nadie podrá arrebatarle su trono.

2 comentarios:

De koude wereld van Andrew dijo...

Hola,sabes? He leído todo lo que has escrito o lo que plasmas y me daría ganas de quedarme en tu blog,pero hay límite en el tiempo para todo;en fin. Te paso mi facebook es www.fb.com/elzorromexicano y te invito a que visites mi blog,hasta pronto.

Rafa =) dijo...

Me gusta :3
Has mejorado pero que mucho con la expresión :)
La crítica: Me sobra la redundancia del "No se oye nada, nada se oye", siendo un texto que inspira bastante austeridad. O una u otra (yo me decanto más por la segunda)
¡Sigue escribiendo! ^^